#24 Sobre árbitros, corrupción, cambios de normativa y Rudy Gobert
“No atribuyas a la maldad lo que simplemente puede ser resultado de la ineptitud”.

La madrugada del viernes al sábado, tras perder en Cleveland, Rudy Gobert dejaba un gesto que no pasará desapercibido. Tras señalar la sexta falta y por ende, ser expulsado, el gigante francés se giró hacia Scott Foster y le hizo la señal internacional del dinero. Foster no lo vio, pero sí otro de los colegiados, que señaló la técnica más obvia de la historia de la NBA. Y tras el partido, Rudy Gobert habló ante la prensa y lo llevó mucho más allá: “Sé que todo el tema de las apuestas y todo eso se está volviendo muy grande, y no debería sentirse así”, aseguraba. La técnica fue a 27 segundos del final del partido, permitió a Cleveland empatar y los Cavaliers se lo llevaron en el tiempo extra, por cierto.
Pero el resultado es en parte irrelevante tras la acusación de Rudy Gobert. Dijo, de manera indirecta, que los árbitros son corruptos y están pitando según las apuestas que hayan hecho. Y con el documental de Tim Donaghy tan reciente (porque nadie se leyó el libro), además del crecimiento preocupante de las casas de apuestas en los Estados Unidos, tiene cierto sentido pensar mal si uno ata cabos. Pero no hay evidencias recientes que demuestren que Scott Foster tenga relación con las apuestas salvo su amistad con Donaghy (!). Quizá el bueno de Scott no es el mejor ejemplo para hacer una defensa de los colegiados, pero voy a intentarlo.
Ser árbitro es uno de los trabajos más complicados en el mundo del deporte. Especialmente en competiciones tan seguidas, con prensa, aficionados y redes sociales siguiendo cada decisión arbitral como si fuera un tiro sobre la bocina. Uno de los problemas es que no hay consecuencias (públicas) en sus errores, por lo que pueden seguir siéndolo sin represalias. Y los jugadores o entrenadores no ayudan cuando hablan, de manera constante, abierta y habitual, de robos. Lo he dicho varias veces, y de verdad lo pienso. No hay un alto mando de la liga intentando que gane cierto equipo, cierto jugador o pitando en contra de otro (tienen favoritos, como todos). Simplemente hay árbitros que son malos.
El principio de Hanlon resume mi ideal respecto a los colegiados, el estamento arbitral y toda la oficina de la NBA (y el resto de deportes). “No atribuyas a la maldad lo que simplemente puede ser resultado de la ineptitud”. No hay un complot contra ti, simplemente hay gente muy mala haciendo su trabajo. Con el añadido que su trabajo ideal consistiría en pasar inadvertidos, pero la NBA les ha dado una plataforma gigante para brillar: la cámara en primer plano de los challenges. La cantidad de partidos donde los árbitros han sido protagonistas por encima de los jugadores (o entrenadores) es preocupante en una liga que tiene que vender el espectáculo como producto desde noviembre hasta abril.
Y de todos los problemas arbitrales en la NBA, hay uno que brilla por encima del resto, al menos bajo mi punto de vista: la falta de cohesión en las decisiones. Hay casos donde en una misma jugada tienen criterios arbitrales diferentes en los dos aros, aunque se exagera en partidos donde por tres periodos no señalan nada y de golpe, el último, se convierte en la fiesta del silbato. Un patrón que se exagera más cuando miramos la evolución de la NBA y como, desde el All Star, la cantidad de faltas han bajado. Publicaba en su esta semana un artículo donde asegura que desde las franquicias se cree que la NBA ha cambiado la normativa a mitad de temporada, y hay motivos para creerlo.
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Entre noviembre y enero, el promedio de puntos anotados en la NBA se mantuvo en 115,5, con un pico de 117,2 en diciembre (el último mes sano de Embiid). Y las faltas personales se mantenían alrededor de las 19,5 con una cifra por debajo de 23 tiros libres por partido por equipo. Coincidió con el apogeo anotador, dos jugadores por encima de 70, equipos metiendo 150 como si fueran los nuevos 100 y el Este, en el All Star, superando la barrera mágica de los 200 puntos. Hay un límite ético y seguramente fue ese, un punto de no retorno para la NBA si no se hacía nada al respecto. El talento ofensivo está en el mejor momento de su historia, pero las defensas han sido tan reguladas que por momentos no pueden coexistir.
En febrero, Joe Dumars, VP de la NBA y director de operaciones en la liga, le contaba a ESPN que desde la propia competición habían empezado a revisar si se necesitaban cambios regulatorios para controlar esta explosión ofensiva. Y eran unas declaraciones de Rudy Gobert, otra vez protagonista, las que daban con la tecla: “Las normativas realmente favorecen a los ataques ahora mismo”. Estamos en la temporada de la historia con mayor ratio ofensivo, mejor tiro efectivo y porcentaje de triple, tiros libres, además de la que menos pérdidas ha tenido. Y es la temporada con menos faltas por partido. Todo medallas para el ataque. Y la sensación es que, sin decir nada públicamente, la NBA ha cambiado algo, o al menos eso dicen los números.
Desde el fin de semana del All Star, el número de faltas por partido ha bajado en 2,61 (de 22,65 a 20,04), por lo que los tiros libres han bajado casi dos por noche y se anotan 3,41 puntos menos por partido y por equipo. Se permite mayor fisicalidad por parte de las defensas, más contacto, y los colegiados pitan menos. No sé hasta qué punto es normal un cambio de regulación a mitad de temporada, pero desde luego, que jugadores, entrenadores y franquicias no hayan sido avisados es algo preocupante. Porque habla de un secretismo que no está bien visto en algunos estamentos de la propia liga. Especialmente entre los más afectados, las estrellas NBA (y Rudy Gobert).

El problema es que si la NBA ha decidido ahora ir en esa dirección, que es respetable, y pegar el volantazo que ha tenido que dar a mitad de temporada, es porque hasta cierto punto permitieron lo contrario. Fue la NBA la que permitió a los jugadores irse a los 70 puntos con ayuda de los tiros libres, de un juego rápido, sin contacto alguno, y la que tiene que recoger cable. Se quisieron alejar tanto de final de siglo pasado que lo han vuelto demasiado ofensivo el producto. Y con tanto cambio de normativa, de criterio y de estilo, es normal que Rudy Gobert piense que los árbitros son corruptos. Cuando al final, tan solo son malos haciendo su trabajo, que no es poco.
#SPAM | El contenido de la semana:
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