#39 Sobre Larry y Magic, WNBA, la igualdad salarial y el reparto del pastel

Su llegada cambió el deporte profesional como el negocio que era. Y estamos viendo la misma historia repetida.

#39 Sobre Larry y Magic, WNBA, la igualdad salarial y el reparto del pastel
Este artículo lo dejo gratis porque es importante concienciar sobre el deporte y el baloncesto femenino al máximo número de personas.

Os voy a contar una historia, a ver si os suena. La de una estrella que tras una carrera histórica en la NCAA, decide por fin dar el salto al profesionalismo pese a no haber ganado nunca el título universitario. El mundo entero se paraliza para seguir a dicho jugador, y para más inri, su archienemigo(s) acaba en un rival directo de la franquicia que se ha hecho con sus servicios. La rivalidad que tuvieron en la liga universitaria se puede trasladar a la mejor liga del mundo y con ella, millones de dólares, espectadores y la opción de hacer crecer el producto. Marca un antes y un después en la competición, que de golpe, deja de ser mediocre como empresa y se convierte en una referencia mundial. Salva la liga, salva el deporte y todos somos felices. ¿Os suena verdad? Hablemos de ello. 

Para los que estáis confundidos, no hablo de Larry Bird, aunque podría. Hablamos de Caitlin Clark y su llegada a la WNBA, en la que debutará esta semana (ya lo ha hecho en pretemporada). Clark aterriza por fin en la mejor liga de planeta como pick #1, en Indiana Fever, uno de los peores equipos del último lustro y que salen como sextas favoritas para hacerse con el título, empatadas con Dallas. Clark jugó dos finales NCAA, en 2023 ante LSU y Angel Reese y en 2024 ante South Carolina y Kamilla Cardoso. Perdió ambas y, como el guionista de la WNBA es un genio, Reese y Cardoso son ahora compañeras de equipo en Chicago Sky, rival geográfico de las Fever (y mi equipo favorito desde Diamond DeShields). Hay dos horas y media en coche entre un pabellón y el otro, los más cercanos de toda la liga, lo he buscado. Y su historia se parece demasiado a la de Larry Bird y la NBA. 

En 1979 la NBA llegaba a lo más hondo. La liga, con Kareem Abdul-Jabbar como único referente icónico, perdía audiencia y dinero a partes iguales y el aficionado al baloncesto prefería consumir la NCAA. Había dos motivos principales: el primero, porque con el jugador universitario podían sentir una identificación. El segundo, por una rivalidad que estaba empezando. Porque la final nacional de 1979 es el primer duelo oficial entre Larry Bird, Indiana State, y Magic Johnson, estrella de Michigan State. Magic se llevó el título meses antes de que ambos dieran el salto a la NBA, donde acabarían en rivales directos y serían protagonistas de la próxima década del baloncesto profesional hasta la irrupción de Michael Jordan. Su llegada, unida a la ascensión al trono de David Stern, inició el camino de expansión de la NBA al producto que es hoy. 

#30 Sobre Caitlin Clark, qué le hace única y el baloncesto
Este artículo lo dejo gratis que por motivos varios, llevo casi dos semanas sin escribir. Todos hemos leído alguna vez en redes sociales ese mantra de cuñado de bar basado en la absoluta ignorancia: …

Las finales pasaron de emitirse en diferido a ser en directo. El salario promedio del jugador se multiplicó. El país entero pasó a consumir baloncesto que, por la crisis de los esteroides en la MLB, se convirtió en el segundo deporte de Estados Unidos. Y ahora la WNBA tiene la oportunidad de hacer lo mismo con Caitlin Clark, Reese y Cardoso, y otras tantas caras conocidas. Solo en las últimas 24 horas se ha anunciado que por primera vez todas las jugadoras tendrán vuelos chárter a sus partidos, y la llegada de una nueva franquicia en 2026 a Toronto (igual tengo que cambiar de equipo). Pero no son historias paralelas, para nada. La primera diferencia es que el estado de la W en 2024 es mucho mejor que el de la NBA en 1980, pese a ser más joven (28 por 34 años) que la liga masculina por aquel entonces. La popularidad de algunas jugadoras es global, estrellas mundiales que atraen millones de espectadores y dólares, contratos publicitarios y mercadotecnia. 

Hay un factor suerte, por supuesto. Larry y Magic llegan unos años antes de David Stern, seguramente la persona más importante en la historia de la NBA como producto, y de Michael Jordan. “Timing fue siempre la clave” decía el propio Bird en su momento. “Llegamos en el momento adecuado”. Y en la WNBA la situación es igual. Porque Clark ha llegado en el momento perfecto. No es casualidad que en los últimos 24 meses hayan añadido $75 millones en financiación, hayan tenido las dos campañas con mayor beneficio de la historia, creado dos franquicias nuevas (para 2025 y 2026) y el baloncesto femenino haya tenido tres veces seguidas un partido batiendo todos los récords de audiencia, el draft más visto de la historia y marcas históricas en venta de productos o League Pass. El baloncesto femenino está aquí, y Clark es el empujón definitivo. Pero sigue habiendo un maldito problema: los salarios. 

El reparto del pastel

Sobre inequidad salarial podemos hablar miles de horas. Todos hemos leído alguna vez el comentario “pero ellas ganan lo que generan” y al mismo tiempo hemos visto que el salario de Caitlin Clark en sus cuatro primeros años en la WNBA será el mismo que Jontay Porter en su contrato dual. Las jugadoras llevan años luchando por salarios justos y por dejar de tener que ir a Europa y Asia a competir durante la off-season para poder vivir dignamente como lo que son, las mejores del mundo en lo suyo. Y creo que es momento de poner luz sobre la situación real. Porque lo que piden las jugadoras no es una locura: es sentido común. Ellas no quieren los mismos salarios que los jugadores NBA, quieren tener la misma parte del pastel. Lo pongo con coloritos para que lo entendáis. 

Los jugadores NBA se llevan el ~50% del dinero relacionado con el baloncesto, el conocido como BRI (Basketball Related Income), una cifra que se negocia en cada convenio colectivo y que se ha mantenido alrededor de ese porcentaje en los últimos tres. Ellos generan ese dinero y por eso acaba, al menos la mitad, en sus arcas. Es el BRI lo que calcula el límite salarial anual de la NBA, uno que ha pasado en en 32 años de 12.5 millones a 141 (!!) y que en los últimos años ha crecido en promedio un 10% anual desde la pandemia. ¿Cuánto se llevan las jugadoras WNBA? Más o menos el 10%. El año pasado fue un 9.41% exactamente del dinero que llegó a la liga que acabó en salarios de las jugadoras. Y esa es la cifra que la asociación quiere igualar. Nadie quiere el contrato de Steph Curry, quieren su parte proporcional. 

La WNBA podría llegar a ese 50%1 si cumple ciertos criterios que se establecieron al firmar el CBA en enero de 2020, pero el más importante de todos es (en resumen y rápido) que el beneficio de la liga acumulado desde 2019 sea superior a un objetivo marcado por la WNBA. ¿Cuál es el target? Un 20% más del año anterior, cogiendo como base el de 2019. En 2019 se generaron 100 millones, el objetivo para 2020 eran 120, 144 para 2021 y así respectivamente hasta ~250 para este 2024. Y siempre englobando todos los años desde 2019, por lo que el objetivo para el periodo 2019-2024 son ~990 millones. ¿Qué pasó en 2020? Ah sí, una pandemia global que reventó todos los beneficios de las ligas. Imposible llegar a esas cifras aunque crezcan barbaridades los próximos dos años. Aquí he puesto el ejemplo con números de locura para entender que incluso duplicando beneficio, no se llevarían nada.

Si no se ha entendido bien, en Twitter intentaré explicarlo mejor, o pregúntame por aquí o redes sociales e intento ampliarlo.

Aunque generen $300 y $500 millones respectivamente este y el próximo año, superando por ~250 el objetivo anual, seguirían por debajo del objetivo acumulado por las consecuencias de 2020 y 2021. Y peor aún, en caso de que hubiera beneficio acumulado (imposible hasta 2026), la liga se quedaría un 30%. No será hasta después de 2025, cuando empiece un nuevo acuerdo de televisión que las jugadoras podrán pelear por un mejor salario. Al final de 2025 también pueden optar por salirse del CBA actual — que dura hasta 2027, y empezar una pelea legal por uno más justo. Con más franquicias, más partidos, más ingresos y mejor contrato de televisión, podemos estar cerca del primer contrato por un millón de dólares en la liga. ¿Quién será? Solo el tiempo lo dirá.

Un tema de timing 

Larry Bird y Magic Johnson llegaron en el momento adecuado para la NBA, y Clark lo ha hecho en el mejor momento para la WNBA, pero por motivos diferentes. La lógica dicta que las jugadoras, lideradas por la presidenta de la WNBPA, Nneka Ogwumike, se saldrán del convenio en 2025. A final de la temporada que empieza el martes (comprad el League Pass) tienen que anunciarlo, y varias estrellas ya han dejado claro que quieren salirse como sea. Innovaciones como los vuelos charters son pequeños pasos para la liga, pero los salarios siguen estando a años luz de la realidad que son estas jugadoras. Hablamos de las mejores del planeta en su trabajo y que están recibiendo una parte ínfima de lo que generan. La repartición de salarios y beneficios será el principal punto a negociar en el próximo convenio, y más con la llegada de dos nuevas franquicias. 

Y la presencia de Caitlin será clave: me explico. La WNBA es una liga mayormente afroamericana y muy activa en el colectivo LGTBI, con algunas de sus estrellas siendo homosexuales de manera pública. La llegada a la liga de jugadoras blancas y heterosexuales, como Sabrina, en el futuro Paige Bueckers y la mencionada Clark, en un país como Estados Unidos (60% blanco, 88.7% heterosexual) puede abrir un mercado nuevo.  Es tan cruel como real, y es una crítica que se ha lanzado a la WNBA en las últimas semanas: ¿por qué ahora sí se hacen ciertas cosas y antes no? Pero la presencia de una jugadora blanca, como sucedió con Larry en 1980, abre una serie de oportunidades de negocio que con Sue Bird, Diana Taurasi, Brianna Stewart y Brittney Grinner no existían. No todas las empresas quieren usar como cara una mujer biracial u homosexual (o ambas) porque USA todavía es racista, homófobo y republicans buy sneakers too. 

New WNBA CBA to include salary bump, other cash compensation increases -  ESPN

Es una pena porque la liga se ha convertido en una de las mayores promotoras de la lucha social de raza y orientación sexual, ya sea con el movimiento BLM o contra políticos contrarios. En 2020, jugadoras de la WNBA llevaron camisetas con el mensaje “Vota a Warnock”, político que competía por el asiento en el senado contra Kelly Loeffler, propietaria de las Atlanta Dream. ¿Por qué? Porque Loeffler mandó una carta a la comisionada de la WNBA protestando por la promoción del Black Lives Matter en la liga. Renee Montgomery, jugadora de las Dream y dos veces campeona, acabó quedándose con la franquicia tras dedicar su último año como profesional a la lucha social, y Loeffler perdió su puesto en el senado. Siempre hay finales felices. 

Ahora solo falta que la WNBA tenga el suyo. Con el CBA, con el acuerdo de televisión, con el reparto de salarios y beneficios. Y os pido una cosa: apoyad el baloncesto femenino. Apoyad el deporte femenino, porque es increíble. El martes vuelve la WNBA, vedla porque vale la pena.

#SPAM | El contenido de la semana:

✍️ Os traigo en Gigantes del Basket la offseason para cinco franquicias NBA ya eliminadas: Los Angeles Clippers | Philadelphia 76ers | Milwaukee Bucks | Los Angeles Lakers | Phoenix Suns

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  1. De ese 50% que se llevan las jugadoras, el 25% va para sus salarios y el resto para marketing de la liga, que podrá invertir hasta un máximo de $250,000 en cada jugadora por año.