#51 Sobre Mazzulla, contexto y narrativas desmitificadas

La imagen del entrenador de los Celtics, tras el anillo, ha cambiado por completo. Y ya era hora que el mundo conociera al psicópata del banquillo verde.

#51 Sobre Mazzulla, contexto y narrativas desmitificadas

En septiembre de 2022, meses después de que los Celtics se metieran en las finales de la NBA, saltaba la bomba en Boston: Ime Udoka era suspendido. El técnico, el elegido por Brad Stevens para relevar al propio Brad Stevens en el banquillo, era sancionado un año — y acababa siendo despedido al tiempo. Y sin miedo a equivocarse, Brad elegía a Joe Mazzulla como reemplazo. Un asistente de segunda fila, cuarto en la pirámide de importancia en el staff técnico de Udoka, pero al mismo tiempo uno que Stevens había traído a Boston. No alguien fiel a Ime, que podía abandonar el barco, o un Will Hardy que ese mismo verano consiguió el cargo de entrenador en jefe de Utah. Apostó por Joe Mazzulla, y 21 meses más tarde, los Celtics son campeones. Y Mazzulla se ha reivindicado. 

Tras la derrota ante los Heat, Mazzulla fue el gran señalado. Boston había repetido con Joe los mismos errores que con Brad Stevens e Ime Udoka, alargar series sin sentido, no saber cerrar eliminatorias o perder partidos de playoffs en casa. Que el equipo, en momentos de clutch se olvidara de jugar su sistema ofensivo y la falta de alternativas. Mazzulla tenía un plan, uno que quería seguir a rajatabla, uno demasiado estricto y para el que no tenía las herramientas adecuadas. Además de un staff técnico pobre (por la salida de Hardy, Stoudemire y los asistentes fieles a Udoka), cierto grado de inexperiencia y desesperación en la franquicia. El anillo ya no era una opción, sino más bien una necesidad en Boston tras década y media esperando. 

Se le apuntó con argumentos sólidos y faltas de respeto, sin poner en contexto que a un entrenador que en 2019 era head coach en un equipo de segunda división NCAA, le habían dado el banquillo de un finalista NBA a una semana de empezar la temporada. En un equipo que había comprado la identidad de Ime Udoka, al que tenía que convencer. Se le criticaron errores constantes, como los tiempos muertos, sin tener en cuenta la curva de crecimientos; y este año ha convertido esos errores en parte de la identidad de estos Celtics. Y mientras Mazzulla aprendía, al mismo tiempo educaba a sus jugadores — y al aficionado promedio. Este es mi plan, si quieres comprarlo, adelante, y si no, hasta luego. 

Una de las imágenes de las finales fue ver a Pep Guardiola sentado en primera final con un hoodie de los Celtics. Al de Santpedor se le vio con Mazzulla en el Media Day, y según el entrenador de los Celtics, existe una relación próxima entre ambos, especialmente desde que Joe aprovechó el All Star para visitar la bonita Manchester. Y Mazzulla, que aprovecha cada oportunidad para implementar algo nuevo en su vida, usó el fútbol del City para mejorar a los Celtics. Lo que quiso, inicialmente, fue impregnar la filosofía de que el baloncesto, como el fútbol, ​​es un continuo. Que no debe diferenciarse entre el ataque y la defensa, y que conceptos como el contraataque, donde uno genera el otro, o la transición de ataque a defensa, son la esencia del deporte. 

Pep Guardiola takes on Patrick Mahomes and becomes a Boston Celtics fan in  the NBA Finals | Marca

Todo ocurre muy rápido y seguido, sin realmente tiempo para diferenciar uno de otro o para pensar. Por eso, uno de los conceptos que sí le ha robado a Pep es la oportunidad de improvisar de los jugadores, especialmente al uno contra uno. Cómo se crean ventajas o se aprovechan las debilidades del rival es parte del sistema, se construye previamente, pero después son los jugadores los que tienen que tomar decisiones en juego. Este es uno de los motivos por los que Mazzulla es un entrenador que pide pocos tiempos muertos cuando las cosas van mal, una crítica muy habitual en Boston contra él. Da el poder a los jugadores por adaptar, aprender y corregir. Les ha dado alas para crear y han creado, con Mazzulla guiando el pincel, una obra de arte. 

Se ha hablado hasta la saciedad de su relación con Pep, porque vende en España, y algo menos de lo que ha importado a los Celtics (hablé de ello en RAC1 esta pasada semana), pero al menos estas finales han conseguido mejorar la imagen pública de Mazzulla. La gente pensaba que era un entrenador malo, elegido a dedo por interés y que cuyo mayor logro iba a ser convertirse en Stan Van Gundy, a quien Pat Riley despidió en 2005 para volver a entrenar a los Heat. El mundo ya sabe quién es Joe Mazzulla, qué clase de persona es (un psicópata), una capaz de explicarte en un pódcast nacional cómo armaría un equipo para robar un banco. Ya sabemos qué valores tiene y que siempre va a ir de cara. A lo que sea, y eso incluye el banner 19.

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