#68 Sobre imagen, marketing y la cara de la NBA
El documental Starting 5 ha conseguido su objetivo: enfadarme mucho por el resultado final.

Este pasado martes, creo, se hacía oficial los que iban a ser los protagonistas de la nueva temporada de Starting 5, el documental de Netflix que sigue a cinco jugadores de la NBA toda la temporada. A principios de octubre se publicó la primera temporada, con LeBron, Anthony Edwards, Jimmy Butler, Tatum y Sabonis. Y los elegidos ahora (Harden, Durant, Shai, Haliburton y Jaylen Brown) siguen siendo estrellas. Hablamos de dos MVP, el favorito a serlo esta temporada y el MVP de las finales. Pero sigo pensando que un producto así, con este formato, no triunfará si no es honesto. Os lo explico.
La semana pasada se estrenaba en Netflix también otro documental sobre los Boston Red Sox de 2004. Para quien no sepa la historia, el equipo de David Ortiz remontó un 0-3 en contra ante el eterno rival, los New York Yankees, en la ALCS (finales de conferencia). El morbo añadido era que Boston sumaba casi un siglo sin ganar las World Series, que lo acabaron haciendo, y todo por culpa del maleficio del Bambino. Boston en 1919 vendió al que muchos consideran el mejor jugador de la historia, Babe Ruth, a cambio de dinero a los Yankees. Antes del traspaso, los Yankees nunca habían jugado una serie por el título y Boston había ganado 4 en siete años. Desde 1920 a 1964, los Yankees jugaron 29 World Series y ganaron 20, y Boston apenas jugó unas.
En 1946 los Red Sox perdieron en siete ante los Cardinals. En 1967 se repetían finales y sí, otra vez los Sox perdían en siete. Como en 1975, esta vez ante los Cincinnati Reds. Una más en 1986, contra los Mets. El equipo era incapaz de ganar y los Yankees, además de seguir dominando con mano de hierro el baseball americano, como dirían los jóvenes hoy, los tenían de hijos. Los aficionados de Boston odiaban a los Yankees, pero los jugadores de los Red Sox odiaban a los Yankees por igual. El asco que Pedro Martínez le tiene a New York, el odio de Kevin Millar o David Ortiz no tiene comparación con otro visto. Por aquel entonces, la MLB era el segundo deporte más seguido del país tras el vacío emocional que había dejado la retirada de Michael Jordan en la NBA.
Hoy, miércoles, es el último día para la oferta del 30% de descuento. Lo dejo aquí por si te interesa de cara a la temporada NBA. Se acaba a la medianoche de la Costa Este en USA.
El documental de Netflix, de tres partes, te explica todo eso. Te pone en contexto con la intra-historia del traspaso de ARod, por ejemplo (no la conocía), las peleas el año anterior, la puja por Curt Schilling. Te lo explica todo para que te involucres en esa rivalidad como si hubieras nacido en Dorchester o te hubieras criado en el Bronx, a la sombra del Yankee Stadium. Y te lo cuenta de la manera más clásica que ha existido en la narrativa: introducción, nudo y desenlace. Hay un trama, hay héroes y villanos, hay drama interno, conflicto, todo lo necesario para hacer un buen producto de televisión. Y además tienes la voz de los protagonistas, casi todos, siendo honestos (te estoy mirando a ti, Gradey Little). Mejor imposible.
Escuchar a Big Papi, Pedro y Millar, o incluso a Theo Epstein, el general manager, narrar como fue caer contra los Yankees en la ALCS en 2003, un año antes, tras ir ganando 5-2 en mitad de la octava entrada. El odio que acumularon para poder derrotar, un año más tarde, romper el maleficio de Babe Ruth. Como un equipo que había perdido por 19-8 apenas 24 horas antes, era capaz de sobrevivir gracias a un walk-off de David Ortiz en extra innings. El resto es historia — y si no lo habéis visto, recomiendo verlo. Aunque seáis de los Yankees, es una de las series más emocionantes de toda la historia del deporte. Y si no tenéis Netflix, hay otro documental que se llama “4 days in October” sobre ello. También vale la pena.

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