#125 El dilema de ser segundo: Jaylen Brown y la dicotomía de ser una estrella en la NBA

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Los Celtics son, a día de hoy, un misterio. Hemos llegado a la mitad del mes de agosto sin saber si Brad Stevens ha acabado los deberes, sabiendo que el equipo todavía sigue por encima del primer apron y con Luka Garza, Chris Boucher y Neemias Queta como interiores. Hay tantas dudas como preguntas en una temporada de transición, que no se ha querido definir como reconstrucción, pero para la que sí se ha usado el concepto re-tool. La mejor traducción que se me ocurre es rediseñar o reequipar. Solo sabemos una cosa: sin Jayson Tatum, todos los ojos estarán en Jaylen Brown. El #7 de Boston será la estrella, referencia, cara, buque insignia, protagonista y abanderado de estos Celtics en ataque. Y eso me genera mucho miedo por todo lo que puede significar, y más viendo el verano de JB. 

Por primera vez en un lustro, Jaylen ha decidido pasar el verano en Boston (antes de viajar a Corea del Sur en agosto). Desde el Mundial de 2019 en China, Brown aprovechó cada uno de sus veranos serían para conocer mundo. Acumula varios viajes a España donde entrena (y ha vuelto este año), boda de Pierre Oriola incluida, además de visitar Puerto Rico, Abu Dabi, Cuba, Egipto, Marruecos, Sudáfrica, Australia, Corea del Sur y en 2024 finalizó la peregrinación a La Meca. Este año no, porque tras pasar por quirófano para reparar el menisco, decidió que la recuperación la haría en casa. Y mientras, ha aprovechado para volcarse con la comunidad. En Celtics Blog, Noa Dalzell lo está siguiendo al detalle (y vosotros tenéis que seguir a Noa), y de todo lo que ha hecho, me quedo con su última pieza: 

Jaylen Brown opens up on his Celtics journey, diehard fans, next year, and more
The Celtics All-Star shared his gratitude for a summer of immense love from the Boston community — and reflects on the upcoming season.

En él, Jaylen habla de su viaje en Boston y su crecimiento como persona en la compleja ciudad de origen irlandés. Desde que los Knicks arruinaran la temporada de los campeones en 2024, JB ha mostrado su versión más política, más correcta. Rodeado de aquellos que le apoyan o consumen de su marca, 741, Brown ha sido vocal con todo lo que eso implica en el alero de los Celtics. En un verano donde se le ha seguido con lupa por lo que representará para el equipo y aficionado el próximo año, he querido ir más allá de la campaña que empieza en octubre. Viajar a la cabeza de Jaylen Brown y pensar qué puede depararle el futuro tras una temporada siendo el mejor jugador de la franquicia.   

Jaylen tiene la oportunidad, este año, de por fin resolver la duda que muchos llevan planteándose un lustro. Y el propio Brown es, viendo sus declaraciones, uno de los curiosos. ¿Es capaz Jaylen de ser el mejor jugador de un equipo y que dicho equipo compita por algo más allá que clasificar a playoffs? En parte es injusto que sea esta temporada la que sirva para responder la pregunta, con el peor equipo que Boston ha tenido desde 2016, un año antes de la llegada de Horford y Jaylen a la franquicia. Pero es el primer año que Tatum no va a estar y que los ojos, tiros y defensas van a estar con y contra Jaylen. 

Es Scottie Pippen en 1994, el primer año sin Jordan, con Derrick White haciendo de Horace Grant y Payton Pritchard siendo BJ Armstrong y Steve Kerr al mismo tiempo (¿os imagináis que Hugo González es Kukoc?). Aquel año Pippen demostró que podía llevar a un equipo, con experiencia y talento, a un séptimo partido de las semifinales del Este y que en el escenario correcto, era un candidato a MVP (22 puntos, 8.7 rebotes, 5.6 asistencias y 2.9 robos) mucho más barato de lo que cuesta lograr el premio hoy. Esos dos años con Jordan dando sus pinitos en el beisbol podrían haber servido para que Scottie decidiera que prefería ser alfa que el segundo de Jordan. Lo que tengo claro es que con solo 3 anillos no se recordaría a Pippen igual. 

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