El mejor partido de la historia del baloncesto (parte I)

El 28 de mayo de 1971 se disputó en Houston un partido para el recuerdo. Uno donde en juego mucho más que la victoria: el orgullo de una liga al completo.

El mejor partido de la historia del baloncesto (parte I)

La década de los 70 en el baloncesto se caracteriza por dos cosas: el periodo de negociación entre la NBA y los jugadores para conseguir una fusión con la American Basketball League, conocida como ABA, y la explosión de las primeras superestrellas. El final de la década anterior dejaba a Wilt Chamberlain como el rey sin corona, destronado por Bill Russell, pero junto a él, figuras como Oscar Robertson, John Havlicek, Rick Barry o un jovencísimo Lew Alcindor empezaban a tomar las riendas de la liga. Y con el objetivo de explotar los nombres más populares del deporte, NBA y ABA jugaron entre 1971 y 1975 un total de 155 partidos entre equipos de las dos ligas. La todopoderosa NBA contra la alternativa del balón tricolor, la línea de triple y los concursos de mates. La oficialidad del traje y corbata contra la efervescencia de una liga sobre ruedas.

Para sorpresa de muchos, especialmente entre directivos y entrenadores de la NBA, la ABA se llevó 79 de los partidos (por 76 de la NBA). El primero se jugó en septiembre de 1971, donde los recientes campeones, Milwaukee Bucks, visitaron a los Dallas Chaparrals. Y lo que debería haber sido un paseo de Kareem Abdul-Jabbar, Oscar Robertson y compañía, terminó en una victoria por tres puntos gracias a una canasta de McCoy McLemore con 11 segundos por jugarse. Ese partido abriría una serie histórica de duelos entre conjuntos de diferentes ligas, duelos que involucraron a todas las franquicias excepto a Lakers y Cavaliers (se negaron siempre). El problema es que ese duelo entre Milwaukee y Dallas no fue el primer partido entre las dos ligas. O al menos el primero con jugadores de las dos ligas.

Hubo uno antes, en mayo del mismo año. Un encuentro disputado en Houston que juntó a los mejores jugadores del panorama mundial. Un partido que atrajo a más de 20 millones de espectadores delante de la televisión, a 15 futuros Hall of Famers y a 21 jugadores elegidos All Stars el curso anterior. Nueve de los diez NBA fueron nombrados entre los 50 mejores de la historia. Un partido para el recuerdo, uno conocido en la historia de este deporte como el Super Game. El mejor partido de la historia del baloncesto.

CONTRA EL MONOPOLIO

El partido se anunció ante la prensa solo 16 días antes de la fecha elegida. Fue una respuesta de los jugadores de ambas ligas a la posibilidad de una “fusión ilegal” entre NBA y ABA. Cuatro días antes, el 8 de mayo, directivos de ambas ligas habían llegado a un acuerdo para buscar la aprobación de una unión entre las dos competiciones, algo que el Congreso había rechazado previamente por la ley antimonopolio en una guerra que venía de muy atrás. Un año antes, en junio de 1970, el que fuera presidente de la Asociación de Jugadores de la NBA Oscar Robertson había liderado una demanda colectiva contra la NBA y sus 14 franquicias para evitar dicha fusión. Los jugadores buscaban la opción de poder saltar de liga a liga, beneficiándose económicamente de la alternativa, como el caso Rick Barry.

“El Super Game demostrará que ambas ligas pueden competir una con la otra al máximo nivel competitivo sin una fusión ilegal”, aseguraba Oscar Robertson. El lugar elegido, un Astrodome con capacidad para más de 50.000 espectadores, uno que acogió unos años antes el ‘Game of the Century’, un UCLA ante University of Houston. El partido, el primero entre jugadores de diferentes ligas, fue contra el deseo de propietarios, ejecutivos y algunos entrenadores, que hicieron todo por detenerlo, especialmente desde la NBA. El comisionado de la NBA, Walter Kennedy, decidió no pronunciarse al respecto, mientras que su homólogo en la ABA echó balones fuera: “La liga haría lo necesario para detener a nuestros jugadores de participar si se decide que se trata de un evento en detrimento de la liga, pero no lo es”.

Bajo la premisa de tratarse de un duelo benéfico, asociaciones de jugadores de ambas ligas acordaron encontrarse por primera vez en una pista de baloncesto neutral. El dinero recogido de las entradas iría a la recién creada fundación Whitney Young, aunque la mayoría del dinero de televisión sería para las asociaciones de jugadores, mejorar las pensiones y los propios participantes en el partido. Entre gastos e imprevistos, la fundación acabó llevándose $25.000, cuando se esperaba al menos el doble. “Originalmente, pensamos en Ciudad de México, pero decidimos en contra porque podía parecer que jugadores estaban huyendo” explicaba Larry Fleisher, abogado de la NBPA. “Además, tampoco queríamos una ciudad con una franquicia NBA para no antagonizar,” continuaba. Los derechos de televisión se vendieron a 197 estaciones, batiendo el récord de un partido de baloncesto en primetime, y uno de los motivos era Lew Alcindor.