#88 Sobre Kevin Durant y la interpretación de un genio incomprendido
Hemos tenido por 15 años a uno de los mejores jugadores de la historia, y lo hemos menospreciado, incomprendido y subestimado.

Esta semana Kevin Durant se convertía en el octavo jugador en la historia de la NBA en superar los 30,000 puntos en la historia de la liga. Se unía a una lista tan exclusiva1 como esperada para un jugador como KD, que ha pasado por el cielo y por el inframundo a partes iguales, que ha sido señalado, criticado, reprochado y defenestrado, y que aun así ha sabido sobrevivir. Uno de los nuestros, capaz de pecar como cualquier ser humano, con la diferencia de haber sido esculpido en un laboratorio futurístico que buscaba crear el anotador perfecto. Uno que no hemos sabido valorar en vida, y que cuando cuelgue las botas echaremos en falta por como iluminaba aquellas noches en vela de nuestra adolescencia y juventud.
La carrera de Kevin Durant es un constante “sí, pero”. Uno detrás de otro. Un halago acompañado de una crítica, una pulla para completar cualquier tipo de reseña del espigado anotador. Desde su draft, pasando por su época en Oklahoma y las finales de 2012. La carta en The Players Tribune, la era de los Warriors y su final, Brooklyn, Phoenix y el último mercado de traspasos. La narrativa alrededor de uno de los mejores anotadores de la historia del baloncesto ha sido tan polarizante y menospreciada, incomprendida y subestimada, que uno empieza a creer que no se ha acabado de entender su figura. Como jugador, como anotador, como epicentro. Capaz de hacerlo como una estrella, teniendo una galaxia girando a su alrededor, o aceptando un rol menor.
Para muchos su problema fue elegir a los Warriors. Su problema fue querer ganar fácil en lugar de derrotar al mejor equipo de la historia desde fuera, sin herramientas suficientes. Su mayor cruz es haber tomado la ruta rápida, el camino en bajada rumbo al anillo. Durant fue, inequívocamente, el mejor jugador de los Warriors en ambas finales y los 12 minutos que jugó en 2019 demostró seguir siéndolo. Pero su problema fue llegar a un equipo que ya brillaba sin él en lugar de elegir un destino donde poder ser alfa y omega. Su problema fue no firmar por los Wizards de su Washington natal, los Boston Celtics de Al Horford e Isaiah Thomas o San Antonio.
Pero Kevin Durant eligió ganar, firmó por Golden State y fue el mejor jugador de aquellos Warriors. En las finales de 2017 promedia 35.2 con un 47% en el triple. Un año más tarde baja a solo 28.8 puntos con 11 rebotes y 7.5 asistencias. En 2019, antes de lesionarse ante Houston, promedia 34.2 puntos en playoffs. Ese es KD en tres líneas. Pero lo que brilla es su firma, su llegada y su final.
¿Sabés qué pasó con Kevin Durant? ¿Sabes por qué la gente le odia? ¿Sabes por qué nunca se le valorará como tal? Esa parte es solo para suscriptores de pago.