#121 La obra maestra de Sam Presti

Sin prisas ni atajos. Los Thunder son campeones de la NBA tras una reconstrucción ejemplar, una obra liderada por el cerebro más paciente de la NBA. Y solo acaban de empezar.

#121 La obra maestra de Sam Presti
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Los Thunder son campeones de la NBA. Por primera vez, habiendo dejado su pasado en Seattle, la franquicia de Oklahoma se lleva el anillo y la gloria eterna. Liderados por Shai Gilgeous-Alexander, Jalen Williams y Chet Holmgren, con ayuda inestimable Lu Dort, Alex Caruso e Isaiah Hartenstein. Capitaneada por Mark Daigneault desde el banquillo, con una plantilla profunda sin fondo y la identidad más clara posible, siendo los mejores de octubre a junio. Y aun así, y con todos ellos, se siente como este título es el logro de un genio al que con 30 años le dieron las llaves de una franquicia y que por fin ha conseguido levantar el Larry O’Brien: Samuel Clay Prestigiacomo, más conocido en la NBA como Sam Presti. 

Nacido en Concord, Massachusetts, pasó sus primeros años post-universitarios trabajando para RC Buford y Gregg Popovich en San Antonio. En Texas ganó tres anillos como asistente del general manager, el último ya habiendo firmado el cargo de nuevo general manager de los Seattle Supersonics. Casualidad o no, el MVP de aquellas finales fue Tony Parker; y la primera gran cruzada de Presti fue insistir a Buford de elegir al francés en el draft de 2001. Desde junio de 2007, Presti ha sido la voz cantante del equipo, tanto en el estado de Washington primero como tras la mudanza a Oklahoma. Ha sido el encargado de moldear a su antojo la plantilla y de construir, por fin, un equipo campeón. 

Cirujano de los números y ávido lector del convenio colectivo, avanzado a su tiempo con la estadística avanzada, gurú del scouting, lo abarca todo. Presti ha sabido liderar a una organización que con su mando tiene el quinto mejor récord de victorias, que ha pisado finales, tenido MVP en sus filas y es considerada una franquicia ejemplar. Pero al que cada derrota para acabar la temporada le alejaba un poco más de su único objetivo: el anillo. Ahora por fin sostiene el trofeo con las dos manos.

Did Russell Westbrook, Paul George double-cross each other to exit OKC?

Ruptura necesaria

El 10 de julio de 2019, los Thunder enviaban a Paul George a Los Angeles Clippers. Seis días más tarde, era el turno de Russell Westbrook, que hacía las maletas rumbo a Houston a cambio de Chris Paul y varias primeras rondas. Oklahoma cerraba una etapa, la mejor de la corta historia de la franquicia y desde el primer momento Presti pedía paciencia. En una carta publicada en el diario local The Oklahoman hablaba de “una nueva fase” para el equipo y la ciudad, pero avisaba que el objetivo seguía siendo el mismo. “El próximo gran equipo de los Thunder está ahí fuera, en alguna parte, pero llevará tiempo conseguirlo y disciplina mantenerlo”. 

Seis años más tarde ya están en la segunda parte de la frase, la parte de mantenerlo. Porque ha tardado cinco veranos en construir un contender y seis en llevarse el anillo para el estado de Oklahoma. Desde que Nico Harrison decidió mudar a Luka Doncic a Los Angeles, los Thunder se han convertido en la referencia en el Oeste, el equipo a ser considerado favorito el próximo lustro. Compiten contra el tiempo, la suerte o la salud, enemigos inevitables en cualquier camino hacia el título, y compiten sobre todo contra el impuesto de lujo y las sanciones de los tax apron. Y a sabiendas de que la plantilla ya está lista para el próximo envite: 14 de los 15 jugadores que ganaron el anillo tienen contrato, y el último puesto es para Thomas Sorber, pick #15 del pasado draft.