#132: ¿Qué pasa con Ben Simmons? El misterio más grande de la NBA
De estrella a apartado en apenas cinco años (y $177 millones). El australiano ha sido atropellado por la NBA y sigue sin equipo.
Con septiembre llega la cuenta atrás para la vuelta de la NBA. El número de días ya baja de 50 para la opening night (y DAZN sigue sin haber anunciado los derechos en España...), los equipos ya empiezan a preparar el training camp y el mercado de fichajes queda muy, muy atrás. Kevin Durant fue traspasado a mitad de junio, para que os hagáis una idea de lo mucho que ha pasado. Que quede atrás no significa para nada que esté cerrado, ni mucho menos. Es más, todavía quedan algunos nombres que podrían ser de ayuda en franquicias NBA, ya sea para competir, desarrollar o para vender entradas, depende cuál sea el interés de tu equipo.
Hay varias listas de agentes libres. Primero los que son restringidos, y que no han firmado su contrato, pero las únicas dos opciones que tienen son renovar por menos dinero del que querían o aceptar la qualifying offer como Cam Thomas. Le sigue en su propio nivel Al Horford (con Gary Payton II y De’Anthony Melton seguramente), que tiene apalabrado su futuro con los Warriors. El tercer tier es para aquellos agentes libres que no han firmado con un equipo todavía porque el FBI les está investigando, con Malik Beasley como único referente. Eliminados todos ellos de la ecuación, los nombres más atractivos siguen siendo tres bases con tres perfiles muy diferentes: Malcolm Brogdon, Russell Westbrook y Ben Simmons. Y del australiano vamos a hablar hoy.
Su verano ha sido convulso, como mínimo, dentro del haber intentado mantenerse alejado de los focos. Se filtró su vídeo anual tirando triples, nada que sorprenda al lector y que únicamente algunas cuentas de youtubers usarán para conseguir RTs fáciles, pero sus últimas semanas han sido cuanto menos interesantes. Hace poco cambió de agente (o mejor dicho, su agente le dejó), días después de que se filtrara una posible retirada como opción. Se le ha relacionado todo el verano con Boston, que sigue con 14 jugadores en plantilla, y también con los Knicks. Y durante el día de ayer,
publicaba en su que el australiano había rechazado una oferta de un año por el mínimo con la franquicia neoyorkina.Stefan Bondy ha asegurado que los Knicks no hicieron oferta, aunque había interés. Fue el propio Bondy el que habló primero de una posible retirada. Lo más gracioso de la noticia es que usa unas declaraciones de Jeff Teague en su podcast (que es más comedia que otra cosa) como confirmación de su información de posible de retirada, pero bueno, éticas periodísticas al margen, el futuro de Simmons sigue en el aire. Quedan 40 y pocos días para que arranque la NBA y el que en su día fuera el base titular del Este en el All Star no tiene equipo, y peor aún, parece que no tiene ningún tipo de interés en encontrarlo a corto plazo. Y la pregunta es clara:
¿Qué ha pasado con Ben Simmons?
Ben Simmons ha sido, en los últimos años, el origen de muchos memes, chistes y comentarios jocosos. En redes sociales, en programas de televisión y radio y en cualquier entorno NBA, una vez ha salido el nombre de Simmons, el tono ha sido el mismo: risas. Sin importar que el jugador haya arrastrado problemas físicos y mentales desde su época en Philadelphia. La realidad de Simmons como jugador es muy distinta. Porque pocos defensores hemos visto como él, capaz de mudarse del uno al cinco, y cuya llegada a la NBA se comparó con nombres que colamos en todas las conversaciones por mejores jugadores de la historia. Toda la NBA seguía los partidos de LSU, así llegaba Simmons a la NBA, y cumplió en su debut.
Rookie del año tras perderse su primera temporada por lesión, All Star desde su segundo curso (tres veces seguidas), All Defense 1st Team, All NBA y llegó a robar tres votos para el MVP de 2021 (como Kawhi, LeBron y Harden juntos). Los primeros cuatro años de Simmons en la NBA fueron tal garantía que Philadelphia no dudó un segundo en ponerle $177,2 millones sobre la mesa por cinco años. No pudo llegar a finalizar su contrato, al ser cortado por Brooklyn, pero en los últimos cuatro cursos jugó 108 partidos de los 328 que disputaron sus equipos, en plural. Si la pandemia fue un golpe para todos, muy pocos salieron de ella peor que Simmons.
Tras los playoffs de 2021, aquellos que muchos recuerdan en Philadelphia porque Simmons decidió no tirar a canasta estando solo debajo del aro, su carrera cambió por completo. Aquella derrota, aquellos Sixers dejándose remontar un 3-1 a favor con factor pista, se puso en los hombros de Simmons. Lo hizo Joel Embiid en público y lo hicieron otros en privado; lo hizo la prensa, los aficionados y el mundo NBA. Se le señaló, acusó y faltó al respeto, y el australiano no pudo con ello. La ciudad de Philadelphia no es para todos. Y cuando acabó el verano y empezó la temporada, Ben Simmons aseguró no estar listo para jugar por problemas mentales.
En 2022 se abría con el Sydney Morning Herald: “Se supone que tus compañeros y tu entrenador van a cubrirte las espaldas, y no fue así”, decía, en referencia a su final en Philadelphia. Pidió el traspaso, la franquicia no aceptó y decidió no presentarse a los entrenamientos. Aguantó medio año más en Philly antes de que Daryl Morey consiguiera su único objetivo, moverlo a Brooklyn por James Harden. Su segunda temporada con el contrato supermax de novatos, entre Sixers y Nets, se la pasó en blanco. No fue solo un tema mental, con su espalda siendo el epicentro de una larga lista de problemas físicos. Dos de las vértebras, L4 y L5, sufrieron daño que le alejaron desde su llegada a Brooklyn.
Tampoco funcionó con Kevin Durant y Kyrie Irving, en un equipo, el de 2023, que explotó en febrero con las salidas de las dos estrellas. Ni en 2024, la última de Jacque Vaughn. Ni siquiera con Jordi Fernández el año pasado, para quién solo tenía palabras de admiración el australiano. Simmons le permitió correr, pero su versión ya no era la misma, y franquicia y jugador acordaron un buyout, dejarle ir. Se fue a donde van todos los juguetes rotos: a los Clippers. Como Westbrook, como Bradley Beal, como la pareja Paul George y Kawhi Leonard, pero ni siquiera en un entorno donde era la octava pieza pudo funcionar. No se ha vuelto a ver a Simmons jugar a baloncesto como en su primera etapa en Philadelphia.
Tiene momentos. En noviembre de 2022 tuvo un tramo de 15.5 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias en 31 minutos en pista. Cuando se podía mantener sano, el baloncesto fluía. 48 horas más tarde caía lesionado otra vez y se perdía seis de los siguientes partidos. Una semana de 13+8 asistencias, con 1.5 robos el curso pasado. Son fogonazos que se marchitan cuando pierde el interés. De ser considerado “el mejor jugador total desde LeBron James” por Magic Johnson, o “el mejor jugador del mundo” por Shaquille O’Neal a ser una pieza prescindible. Un jugador al que la NBA ha superado, por tiempo y estilo, y que no ha querido reengancharse.
El triple, el tiro exterior en general, siempre fue su gran debe. En su carrera firma cinco triples en total, pero esa no ha sido su tumba. Hay jugadores que pueden vivir sin meter un tiro; el problema es que nunca quiso arreglarlo, mejorarlo. Nunca intentó que no fuera un punto débil tan grande hasta el punto de dejarle cuatro metros de espacio en ataque, sin miedo a lo que pueda hacer con el balón. Su mejor versión siempre fue corriendo, su diferencial más grande fue generando para el resto y el mejor Simmons que vimos fue rodeado de tiradores y un lob-threat, justo cuando Joel Embiid caía lesionado en Philadelphia. Pero se volvió incapaz de aportar en otro escenario si no era un equipo construido para él.
Muy pocas veces la NBA atropella un talento así como el de Ben Simmons tan joven, y casi siempre, las lesiones son un factor. DeMarcus Cousins con 29 se rompió el aquiles y nunca recuperó su nivel. Chris Bosh lo dejó con 31, pero con un coágulo de sangre que puso en jaque su vida. Hay más en la lista, claro. Michael Redd con 32, tras dos ligamentos rotos seguidos; Brandon Roy, Gregg Oden, incluso Magic Johnson podría estar en esta lista de jugadores que lo tuvieron que dejar. En todos ellos, el factor primordial es la salud, por encima del nivel, lo que les privó de poder seguir jugando al máximo. En el caso de Simmons, la salud parece casi una excusa para dejarlo a medias otra vez. Como cuando dejó de ir a clase en LSU.
Para salir del foco de una vez por todas.