#156 Memphis ya no baila al ritmo de Ja Morant
Memphis ha tomado partido en una guerra silenciosa que llevaba meses gestándose. Ja Morant ya no es intocable, y su talento empieza a perder la batalla contra su propio personaje.
Excluyendo las de Scottie Barnes y Vince Carter, la camiseta más repetida en la grada del Scotiabank Arena la noche del domingo era la de un jugador visitante. Con el 12 a la espalda, Ja Morant era el nombre más común y, sin duda, el jugador que Toronto como ciudad más ganas tenía de ver para superar la resaca emocional de haber perdido unas World Series de manera tan traumática. Por desgracia, no iba a ser posible. En la única visita de los Grizzlies a Canadá, Memphis no contaría con dos de sus tres canadienses, Zach Edey y Brandon Clarke, ni tampoco con Ja Morant. Historias muy diferentes, con los dos interiores de baja por lesión y su estrella, otra vez, suspendida. Esta vez por la propia organización.
El eléctrico y excéntrico base, a partes iguales, fue sancionado con un partido por conducta en detrimento de la franquicia. Tras la derrota ante los Lakers, unos días antes, Morant fue preguntado por el partido, su nivel de intensidad y el pasotismo que mostró en el segundo tiempo. Su respuesta fue siempre la misma: “Pregúntale al coaching staff”. Fueron 55 segundos de intercambio con la prensa que acabaron con el jugador de los Grizzlies siendo todavía más directo en su crítica. A la pregunta de qué podrían haber hecho diferente para ganar, Morant respondía que “según ellos, seguramente no ponerme a jugar, la verdad”. Ahí, en ese momento, saltaron las alarmas en Memphis, pero la historia viene de muy atrás.
Más allá de las pistolas en Instagram, de las denuncias por agresión y de la imagen de tipo malo que quiere vender; más allá de las lesiones que le han apartado unos 150 partidos los últimos años, Ja Morant es un talento único en su mejor nivel. El problema es que esa versión hace mucho que no aparece, un lujo que los Grizzlies no se pueden permitir. Y mientras, Memphis está todavía analizando si la balanza, con el jugador a un lado y la persona al otro, sale a cuenta. O si es momento de cambiar la hoja de ruta por muy doloroso que suene.
Sin Morant, ganar en Toronto fue imposible. Lo intentaron hasta los últimos minutos, pero los Raptors fueron mejores. Pese a la derrota, el ambiente en el vestuario postpartido era distendido. Algunos jugadores sonreían, sobre todo en la parte de las duchas de donde se intercambiaban gritos, el tono habitual en el que se habla en un vestuario NBA. Los Raptors se habían llevado la victoria, pero el duelo había dejado buenas noticias, al menos para Toumas Iisalo. Otra vez Cedric Coward se mostró listo para jugar en la NBA pese a la fisicalidad de los Raptors; Vince Williams Jr. sigue mejorando tras la lesión y el juego interior de Memphis se fue con 49 puntos entre Jaren Jackson, Aldama y Jock Landale pese a las dos bajas.
Pero nada de eso importaba. La pregunta que todo el mundo quería hacer era la misma: ¿qué pasa ahora con Ja Morant?
Iisalo, el entrenador principal de los Grizzlies, puede ser muchas cosas. Es joven, con lo que ello implica, y es inexperto, al menos en un vestuario NBA. Su camino es atípico, como el mismo finlandés aseguraba. Es diferente al resto de europeos, comparándose con Darko Rajakovic o Jordi Fernández, que hicieron una década de trabajo duro en la NBA antes de ganarse un banquillo. Es particular, y en varios aspectos, pero lo que seguro no es, y presume de no serlo, es hipócrita. No está en su carácter ser falso, ir por detrás, y si tiene un problema, lo enfocará de cara. Sea en el Bonn de la Bundesliga alemana, en Paris Basketball o trabajando para los Grizzlies. Sea con Ja Morant o TJ Shorts, lo encarará igual. Y eso hizo con Ja.
Según publicaba Shams Charania, tras la derrota ante los Lakers, Iisalo retó a Morant delante del resto del vestuario. Criticó su esfuerzo y su liderazgo, algo que provocó una respuesta inapropiada por parte del base. Según el periodista de ESPN, a Morant no le gustaron las rotaciones ni los patrones que usa el entrenador. Desde la llegada del europeo, los jugadores de los Grizzlies han visto cómo sus minutos en la pista cambian: no en el total, pero sí en cómo llegan. Iisalo apuesta por tramos de 5-6 minutos, exigiendo un esfuerzo mayor. En la NBA, estas rotaciones suelen ser de 7-8 e incluso 9-10 minutos, pero decidió replicar algo que ya le funcionó en Alemania y Francia. También reduce los descansos, por lo que el total de minutos no varía, pero sí los patrones.
El invento, algo que están emulando otras franquicias NBA, no le ha sentado bien a todo el mundo, y Morant fue el primero en explotar. Obviamente, el finlandés fue preguntado por ello las tres veces que tuvo un micrófono delante en el Scotiabank Arena el domingo. Lo hizo en la entrevista con Rob Fischer, de FanDuel Sports Network Southeast, la televisión con derechos para emitir los partidos de Memphis, y lo hizo tanto en la rueda de prensa previa como posterior al partido. Fue la primera pregunta en cuanto se sentó y la última antes de irse al autobús camino al aeropuerto. Curioso o no, la elección de palabras siempre fue la misma. Alguna variante de esta frase, en inglés, y traducida para comprensión de todos los lectores:
“La organización ha tomado una decisión que se alinea con nuestros estándares. Tenemos un objetivo esta noche que es Toronto Raptors y esperamos con ganas que mañana se una al equipo otra vez”.
No es la primera vez que la franquicia toma una decisión importante que no se alinea con los ideales de Ja Morant, al menos de inicio. El verano de 2024, el mismo que llegó Iisalo a Memphis, los Grizzlies firmaron a otro asistente: Noah LaRoche. Y esto nos lleva al cambio ofensivo que vivió el equipo el pasado curso, el origen de muchos de los problemas que todavía arrastran hoy en la franquicia.
¿Quién es Noah LaRoche?
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