#146 Popurri NBA | LeBron, Giannis, los Knicks y Cooper Flagg
Y muchos de nosotros nunca veremos a nadie más grande jugar a baloncesto. Alguien que vino con la mayor expectativa posible, y aun así, reinó.
El 7 de octubre de 2025 no será un día cualquiera para el aficionado promedio de la NBA. Será, para siempre, recordado como el día que LeBron James anunció su segunda decision. El día que LeBron decidió que jugaría con los sentimientos de todo el planeta NBA. También aprendimos que los Bucks ya han llamado a New York para un posible traspaso de Giannis Antetokounmpo, pero que no lo iban a hacer, era broma y que Cooper Flagg es, posiblemente, mejor de lo que creemos que era. Que ya es mucho decir. Hoy toca popurrí NBA, fresquito, bueno y directo en tu bandeja de entrada.
La decisión… de joder tu imagen
Viajamos a 2010. Tras otro fracaso con Cleveland, incapaz de llevar a un equipo horroroso a las finales de la NBA, LeBron James anuncia que se marcha a los Heat. En un programa en ESPN titulado The Decision, y entrevistado por el Rey usa la siguiente frase.
“Este otoño voy a llevar mi talento a South Beach y unirme al Miami Heat. Siento que me va a dar la mejor oportunidad de ganar y de ganar durante varios años, y no solo de ganar en la temporada regular o de ganar cinco partidos seguidos o tres partidos seguidos, quiero poder ganar campeonatos. Y siento que allí puedo competir”.
Por ese programa, y con razón, se lo comieron vivo. Es la mayor mancha de LeBron en toda su carrera fuera de la pista con muchísima diferencia a lo que sea segundo, un jugador sin escándalos. Pese a ser uno de los programas más vistos, con más de 13 millones de personas pendientes, y a donar $2.5 millones a fundaciones, la crítica a LeBron es masiva. Aprendió la lección hasta un nivel que su salida en 2014 fue una entrevista con Lee Jenkins en Sports Illustrated y en 2018, rumbo a los Lakers, un comunicado de Klutch Sporst Agency. Sin inventos ni parafernalia.
Por eso, cuando el lunes anunció que tenía un anuncio importante, una segunda decisión, el mundo paró por un segundo. Fue breve, porque conocemos como funciona esto, pero por un momento muchos pensamos en una posible retirada. Que anunciara que esta era su última campaña, no por el nivel mostrado, sino por la seriedad del concepto — o al menos eso creíamos. Que si había algo fuera de límites, algo con lo que no jugar, un tema que no se puede tocar y mucho menos para hacer más negocio, era The Decision. Porque en octubre de 2010 ya se arrepintió de ello “Si pudiera ir atrás en el tiempo, lo haría algo distinto” decía.
Y porque se le nombró el atleta más odiado del mundo según la revista Forbes. Si ha habido algo que LeBron siempre ha cuidado, más que cualquier otro atleta, es la recepción pública. Por eso sorprendió que usara un gancho como ese para hacer promoción de una marca de coñac (y menos mal que no fue de apuestas). No el hecho que todo fuera un anuncio, porque lo vimos rápidamente, pero sí que usara su peor momento como deportista para seguir haciendo negocio. “Si yo fuera un fan, y me gustara mucho un jugador, y él decidiera irse, también me molestaría la forma en que lo ha manejado”, decía en 2012. Hoy ha jugado con ello.
Le costó salir de ello, recuperar la imagen pública y dejar de ser el enemigo número uno de la NBA. Tuvo que pasar a ser el underdog en 2016 para volver a tener al pueblo de su lado, y ahora sí, una vez llevó a los Cavs al anillo, pudo tomar la decisión más marketiniana de su carrera y mudarse por fin a los Lakers. Tuvo que liderar la NBA en compromiso social, protestar con ellos, salir a campaña con Obama, fomentar el voto y un sinfín de acciones que Michael Jordan nunca se plantearía. ¿Su fundación? Un megaproyecto en Akron. Tuvo que ser el rey que más horas de trabajo hizo para resarcir su imagen.
¿Os acordáis del shut up and dribble? Ese LeBron no es el mismo que el que vimos ayer. ¿Por qué entonces volver a ello ahora? ¿Por qué abrir la caja de pandora? Dos motivos hay, y no más: uno, el dinero. Mucho ha tenido que poner la marca de coñac para que LeBron se baje los pantalones así; y dos, porque no hablamos de él. Son los Lakers de Luka, y como la oruga de los Simpsons, si no hablamos de James, LeBron se muere.
“Crown him — the royal pain in our backside. The Duke of desperation. The Baron of basic behavior. The man who would be King has made himself into a peasant shilling for coins, and he’s spending his final years not as the greatest player in history, nor as a modern-day activist and advocate, but as a narcissist fearful of Father Time”.
Hay gente enfadada con LeBron, yo no soy uno de ellos, pero lo comprendo. Y tiene que entender el joven jugador de 40 años que aficionados se hayan molestado por esto. Porque James ha usado algo importante de su vida para hacer un comercial de alcohol, y el impacto emocional que puede tener en sus seguidores la retirada (que llegará pronto) no es baladí. Capitalizar eso por alcohol me parece feo, la verdad. Es la ventaja de ser un mercado andante y la desventaja de tener que vigilar cada decisión que toma desde cada arista. Porque un mal paso puede devolverte a donde estabas en 2010, repudiado por muchos. MJ would never.
No sé qué me parece más triste como sociedad: que James haga un tráiler de algo y nuestro primer pensamiento colectivo sea directamente un anuncio oculto, o bien que tengamos razón. Pero esa es la vida que vivimos. Aunque si hablamos de casito, hay uno que le gana a LeBron.