Una década de Warriors III: nacimiento, imperio y caída de la última dinastía
Se cumplen 10 anillos del primer anillo de los Warriors de Curry, Klay, Dray y Kerr. Y hoy toca recordar la parte más negra de la dinastía.
Si sumamos el peso del éxito, de la victoria y el desgaste de tener que seguir ganando, no ha habido franquicia en la era moderna con más presión que los Warriors. Si añadimos que era momento de renegociar contratos para algunas de las piezas clave del proyecto, el final estaba más cerca de lo que uno quería asumir. Llegaba la agencia libre de Kevin Durant y esa sombra afectó tanto al propio KD como a los Warriors, a los que solo los affaires de fuera de la pista podían romper, imbatibles cuando sanos. El Imperio terminó como muchos: desde dentro.
No hubo un derrumbe dramático, sino una acumulación de daños, egos, lesiones y decisiones. Kevin Durant se fue a Brooklyn. Klay se perdió toda la siguiente temporada. Iguodala fue traspasado. Y Curry, sin compañía, volvió a mirar al vacío que conocía tan bien: el de perder.
Capítulo III: Caída (2019–2021)
El baloncesto con Durant fue una obra maestra quirúrgica. Donde antes había ritmo, ahora había precisión. Donde antes había alegría, ahora había inevitabilidad. Los Warriors se convirtieron en una máquina. Ganaron el anillo en 2017 perdiendo solo un partido en todos los playoffs. En 2018, repitieron. Durant fue MVP de las Finales en ambas ocasiones. Curry, siempre generoso, aceptó el rol secundario sin drama. Draymond seguía siendo el pegamento. Klay, la amenaza silente. Incluso Iguodala, Livingston o David West aportaban desde la experiencia.
Pero ningún imperio es eterno. El talento compra títulos, pero no compra estabilidad emocional y menos en un vestuario tan convulso y de tantos egos. A medida que pasaban los años, las tensiones crecían. Durant, pese a sus títulos, nunca se sintió plenamente parte de aquello. Su mayor problema fue no ser Steph, algo imposible. Su llegada era funcional, no orgánica. La cultura se había construido sin él. La afición lo celebraba, pero no lo adoraba. Y él lo sabía, los Warriors lo sabían y el planeta lo sabía, pero de tener conocimiento a expresarlo en voz alta hay un tramo. Uno que solo alguien con cortocircuitos constantes es capaz de saltarse.
En 2018, tras una mala racha, Draymond y Durant discutieron en público de forma explosiva. Draymond le dijo lo que muchos pensaban, pero nadie decía: “Nosotros ganamos sin ti. No te necesitamos”. Aquello no se olvidó.