#36 Sobre proyectos, estrellas y role players, y los grandes cambios que se vienen
“Por cada Alex Caruso hay un DeMar DeRozan y un Zach LaVine”. Y así no se puede luchar por la NBA.

Hemos superado el segundo fin de semana de playoffs con salud, con un par de equipos al borde de la muerte y otros tantos rozando el concepto fracaso (y aquí meto a Boston ahora mismo si pierde hoy), y con los Suns como único eliminado. Las series están entrando en la segunda parte de su existencia, superado el cuarto partido en todas ellas menos las del #1 contra #8, y las conclusiones ya no son tan precipitadas: algunas son definitivas, como las de los equipos que se pueden ir a casa en las próximas 48 horas. La semana pasada lanzaba en Twitter una reflexión disfrazada de duda. ¿Cuántos equipos, en caso de caer en primera ronda, podrían definir su temporada como un éxito? Porque de los 16, todos acordamos que dos, Indiana y Orlando, y la mayoría votasteis un tercero, New Orleans. Ya os digo yo quién no: los Suns. Hablemos de ello.
No vengo a hablar del fracaso, a redescubrir la derrota y normalizar el perder, porque eso ya lo he hecho en varios artículos. Vengo a hablar de futuro, de proyectos y cambios. Y de cómo hay demasiados equipos cuya próxima temporada podría ser muy diferente a esta si juntamos los hechos. Hay un nuevo convenio colectivo y las normativas empiezan a aplicar al 100% a partir del 30 de junio, competir será más caro y los proyectos durarán menos si no están al nivel. Y el hilo final, lo que dijo Adrian Wojnarowski hace no mucho: “Va a ser un verano diferente. Va a haber muchos jugadores entrando en el NBA portal, mucho movimiento”. Lo esperaba del año pasado, pero me equivoqué (pese a los Lillard, Harden, Holiday, Beal, Chris Paul...). Pensé que los equipos serían previsores, pero por lo que parece el general manager promedio es como un ser humano cualquiera: reactivos y no proactivo. Y sí, se vienen muchos movimientos, pero de los grandes: All Stars.
La segunda reflexión que tiré esta semana era sobre los jugadores de la NBA. Cito el tweet literal: “Hay demasiadas estrellas para tan pocos jugadores de rol diferenciales”. O por traducirlo al español básico, por cada Alex Caruso hay un DeMar DeRozan y Zach LaVine (incluso Nikola Vucevic). Importante aquí el concepto diferencial, porque al final cualquier no-estrella puede ser un jugador de rol, pero no todos son Aaron Gordon o Derrick White, por citar dos casos de éxito. Los hay, muchísimos en la NBA, pero también hay demasiados jugadores considerados estrellas que no van a llevar a un equipo al siguiente nivel, aunque su equipo confíe en ellos para hacerlo. Equipos construidos mal y cuyo techo real, con New York, Boston, Denver, Oklahoma o Minnesota existiendo, son las semifinales de conferencia. El epítome son los Suns, que dejaron que un vendedor de hipotecas creara el equipo a base de caprichos y, sorpresa, salió muy mal.
Los Suns son el ejemplo perfecto de una mala construcción de plantilla, algo que con el nuevo convenio colectivo es imperdonable, pero no son el único equipo directo al departamento de consecuencias. Porque si antes veíamos que solo hay dos equipos que pueden perder en esta primera ronda (coño, y van a ganar...), la lista de equipos que si pierden en primera ronda van a tener que tomar decisiones drásticas es mucho más larga. Decisiones que saquen a la luz la realidad de la NBA: no es lo mismo conseguir una estrella, o dos, o tres, que armar un proyecto sólido, con fundamentos y una base, para competir. Incluso los Pelicans, mencionados previamente, llevan tres años cuyo techo ha sido ganar dos partidos de primera ronda pese a tener $100 millones en salarios entre CJ, Ingram y Zion. Y con ellos nunca vas a ganar la NBA.
¿Qué pasa en Cleveland si Orlando les gana? ¿Qué hacemos con los Clippers si vuelven a perder en primera? ¿Sobrevive Doc Rivers a caer en primera ronda con los Bucks? ¿Es viable el proyecto de los Sixers si te ganan los Knicks (y encima 4-1)? ¿Hasta cuando se aceptará que los Lakers no tengan una plantilla al nivel para LeBron James? Hasta Miami, con los salarios de Butler, Adebayo, Herro y Rozier garantizados hasta 2026 tiene un problema.
Y sí, casi todos ellos han pasado por el problema de las lesiones en estos playoffs, pero no había proyecto real. Todos ellos han sido, en algún momento de la temporada, candidatos a jugar las finales de conferencia (o las jugaron el año pasado) y están a uno o dos partidos de irse a casa. Porque ninguno de ellos puede, realmente, competir con los favoritos. ¿Cómo puede ser si todos ellos tienen estrellas?, se pregunta el nuevo consumidor de NBA. Porque va mucho más allá.
En la NBA, históricamente, has necesitado tener a un jugador top-5 de la liga para ganar el anillo. Salvo los Pistons de 2004 y quizá los Spurs de 2014, el resto de equipos tenían en lo que va de siglo un Shaquille O’Neal, Tim Duncan, Dwayne Wade, Kevin Garnett, Kobe Bryant, Dirk Nowitzki, Lebron James, Steph Curry, Kawhi Leonard, Giannis Antetokounmpo o Nikola Jokic. Pero pensar que no había nada más alrededor es quedarse en la superficie: la mayoría eran equipos construidos a la medida de sus estrellas, en plural. No se puede ganar un anillo simplemente eligiendo a dedo jugadores, nombres, sin tener en cuenta el funcionamiento de un vestuario al completo. Los Suns son una prueba, los Lakers otra, y si nos vamos a los equipos eliminados ya, Golden State. ¿Qué les falta a LeBron, Durant y Curry? Role players que hagan un equipo. Los adecuados, obviamente.

Y cada vez hay un menor ratio de jugadores de rol por estrellas en la NBA, y cada vez cuestan más: conseguirlos y mantenerlos. Los Nuggets perdieron a Bruce Brown porque Indiana le puso casi $50 millones sobre la mesa, y está siendo durísimo en Denver. Otros, como Alex Caruso o bien OG Anunoby valen una barbaridad, o directamente no se mueven por el precio desmedido. Son tan importantes para hacer un equipo candidato como las estrellas, y a veces toca sobrepagar por ellos y quizá no por Damian Lillard o James Harden (aunque este ha salido bien por ahora en playoffs). ¿Hay una manera definitiva de construir un contender? No, para nada. Ayuda por ejemplo draftear a un talento generacional como hicieron Dallas y Denver, o bien traspasar por él como han hecho los Thunder (ay, Clippers...). Pero hay varias rutas para construir un candidato al anillo:
(a partir de aquí el contenido es de pago. Si lo que has leído hasta ahora, más de 1100 palabras, no sirve para haberte convencido a una suscripción, no sé qué más puedo hacer)