#12 Sobre cortoplacismo: es momento de entender por qué y cómo
Ni cuando tu equipo gana un partido son los Bulls del '96, ni cuando pierde los Bobcats de 2012. Sentido común, perspectiva y calma, por favor.
Hace apenas un mes escribía sobre el resultadismo en la NBA y en el deporte, y sobre la máxima todavía no aceptada en la sociedad de que lo normal es perder, simple matemática. Hoy quiero expandirlo un poco más hablando del cortoplacismo, del ahora y ya, sin tener en cuenta el contexto, entorno, circunstancias o rival. Como hemos dejado de entender el cómo o por qué, y solo importa el qué por encima de cualquier cosa. Ganes o pierdas, hemos dejado de lado el sentido del raciocinio y el análisis, y se ha sustituido por buscar culpables, soluciones a posteriori desde el sofá de casa y sentar cátedra a miles de quilómetros de la acción.
Y los playoffs de la NBA son el mejor ejemplo de ello. Porque tras 82 partidos de baloncesto de temporada regular que han servido para edificar conclusiones (82, no cinco, diez o 20, 82) y crear un sentido de los proyectos, el aficionado promedio de la NBA decide borrarlo todo de un plumazo. O de una derrota. Sin importar lo que pueda pasar mañana o lo que pasó antes de ayer: el hoy sirve para sacar conclusiones finales basadas en 48 minutos de juego en un momento dado, en un lugar dado. 48 minutos sirven para borrar de un plumazo un año, o incluso más, de conclusiones. O al menos es lo que se ve en Twitter.
En la era de las redes sociales, el deporte y la tecnología se han fusionado para crear una forma completamente nueva de seguir los eventos deportivos, una que me ha dado trabajo, por qué no insistir en ello. Las redes sociales son una plataforma donde los aficionados han conseguido encontrar una comunidad, compartir noticias y comentarios sobre los equipos que les apasionan. Sin embargo, también han creado un nuevo problema: la sobrerreacción de los aficionados a las derrotas de sus equipos, que va de la mano del pesimismo extendido. Hoy pierdo, se acaba el mundo (o el optimismo, hoy gano, somos el mejor equipo de la historia).
“Boston debería dejar de tirar triples porque ha fallado muchos y cuando tiene un mal día, pierde”. En la NBA actual el triple no es un arma, es una herramienta de necesidad básica, y si los triples no entran, vas a perder casi siempre. Ayer Boston, antes de que entrara Pritchard estaba tirando un 9/33, lo que sería un 27.3%. Solo Oklahoma y Cleveland (7-7) tienen un récord de 50% tirando eso o peor. Boston, por ejemplo, está 2-8. Al contrario, los Celtics tienen que seguir tirando, y sobre todo si son liberados. No hay que cambiar lo que ha funcionado en 70 de los 93 partidos que has jugado.
Recupero la rueda de prensa de Giannis Antetokounmpo y el fracaso (traducida y subtitulada por NBA Spain). No comparto al 100% lo que dice el griego, sí que existe el fracaso en el deporte, pero viene basado en el cómo, y no en el qué ha pasado. Los Bucks fracasaron porque perdieron 4-1 en primera ronda sin saber responder a Jimmy Butler, es sencillo. No ganar el anillo no es un fracaso, caer 4-1 en casa tras tener el mejor récord de la NBA, sí. Pero la clave es saber cómo se usa ese fracaso, esos pasos de los que habla Giannis para seguir adelante. Saber qué viene después.
Por ejemplo, los Cavs. Cleveland ha asentado las bases de un proyecto a futuro increíble, con la llegada de Donovan Mitchell y una pareja interior muy interesante (y muy poco apta para 2023). Le siguen faltando piezas para luchar con la élite del Este, pero consiguieron cerrar el año cuartos, pese a caer 1-4 en primera ronda ante los Knicks. ¿Es un fracaso? Seguramente haber caído a las primeras de cambio haya sido una sorpresa, pero estos Cavaliers no tenían que competir por el anillo este año, si no sentar las bases. Y eso lo han hecho, ¿cierto? Evidentemente esto va de ganar en junio, pero hay que formar el proceso hasta el éxito. No todos los equipos pueden traspasar por Kawhi Leonard en 2018, Anthony Davis en 2019 o Jrue Holiday en 2021, y ganar el anillo meses más tarde. Y saltarse pasos suele ser perjudicial.
Ayer, tras la humillante derrota de los Celtics, la comunidad verde en redes sociales sacó su mejor versión. Hay que destituir a Mazzulla (porque fue el entrenador quien falló 20 triples), hay que traspasar a Jaylen y a Tatum, hay que echar a Brogdon, Horford está viejo, no hay que renovar a Grant Williams, etc, etc. Todo eso apareció en mis menciones tras una derrota. Pero son los mismos mensajes que aparecieron tras el primer partido que Boston perdió ante los Sixers, o tras el quinto ante Atlanta. Y que desaparecieron una vez los Celtics remontaron el vuelo. Cortoplacismo, resultadismo, redes sociales, el cóctel perfecto. Y frustra porque yo vi el mismo partido, pero salvo que la NBA haya cambiado las normas, el jueves hay otro; los Celtics no están (todavía) eliminados.
Boston sigue vivo, como los Warriors (si envío esto hoy, igual mañana ya no), Knicks o Suns. Los cuatro todavía pueden remontar y los cuatro han demostrado durante 82 partidos y alguno más en playoffs que son equipos capaces de hacerlo. Pero se ha colgado a Julius Randle, a Jordan Poole o a Joe Mazzulla (¿?) por no rendir en seis partidos al mismo nivel al que lo han hecho semanas, meses o en algunos casos, años. Sin saber realmente si hay un motivo detrás: caso Budenholzer, al que se le criticó hasta la saciedad por los errores en el quinto partido, y venía de enterrar a su hermano tres noches antes. Son humanos, es importante recordarlo. Y hay un factor que la gente tampoco tiene en cuenta: el rival también juega (y la suerte). A veces eres mejor, a veces eres peor.
Se puede criticar con lógica y fundamento. Ayer los Celtics jugaron sin intensidad, algo que vienen haciendo desde 2018, Joe Mazzulla sigue permitiendo que Malcolm Brogdon sea el principal defensor de James Harden (o permite que los Sixers busquen el mismatch), Boston no mete un tiro abierto ni queriendo (tienen que seguir tirando, esto no es un debate, es un hecho) y no pueden parar a Joel Embiid no recuperando al mismisimo Bill Russell. Pero Boston el año pasado estuvo 3-2 abajo y salió adelante. Perdió contra Miami dos veces por no poner intensidad, y salió adelante. Y sí, estaba Ime Udoka, pero ya no está. ¿Sabéis por qué no está? Por abuso de poder en una relación en el trabajo. Lo explica mejor Sergio Rabinal, y si no queréis entenderlo, lo mejor es que no debatamos sobre el tema. Pero asumidlo, están los que son, son los que están.
Confiad en ellos. Y si no, no veáis el sexto partido.
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