#176 La realidad de un periodista internacional cubriendo la NBA
A veces de poco sirve ir a un partido si te cierran las puertas en la cara. Aunque un jugador de tu país haya hecho historia.
El pasado sábado, aquí en Toronto, Hugo González lograba su primer doble-doble como jugador de la NBA. El madrileño brillaba en la victoria de Boston ante los Raptors, y no solo en defensa: 10 puntos, 10 rebotes, 2 robos (que eran tres realmente) y un tapón, con un +37 en pista. El equipo ganó por 16 puntos, pero con Hugo jugando aplastaron a los Raptors y fue, sin duda, uno de los protagonistas del partido. No salió a podio a hablar, porque los Celtics no sacaron ningún jugador a la rueda de prensa. Le pudimos escuchar dos minutos con Abby Chin al acabar el partido, el mejor de su carrera, y virtualmente nada más.
Porque pese a haber prensa española en el pabellón, pese a ser uno de los dos jugadores españoles en la NBA, pese a tener acreditación para el partido, Hugo solo pudo hablar un minuto en castellano. Una pregunta me dejaron hacerle y otra a mi compañero argentino que ni siquiera voy a entrar a valorar. De hecho, en el vídeo entero que no subí, se puede oír al PR de los Celtics hablarnos con dulzura y educación y un tono muy sesgado, “one question each”. Os dejo aquí las declaraciones.
Por motivos que la NBA nunca explicará, alguien decidió que no era buena idea que yo, periodista español, o que cualquier otro miembro de la prensa internacional que estuviera en el Scotiabank Arena, tuviera acceso a los vestuarios. Me pasó a mí, le pasó a dos compañeros de origen francés (que querían hablar con Boucher) y al ya mencionado periodista argentino. ¿Sabéis cuántos periodistas entraron al vestuario de los Celtics a hablar con los jugadores en total? DOS, solo dos. Abby Chin y Gary Washburn, los únicos que viajaron. Nadie de la prensa local ni siquiera se planteó entrar.
Desde la pandemia, la NBA decidió cambiar las normas para los periodistas. Antes, y eso incluye el año del anillo de los Raptors, si tenías acreditación para un partido, tenías acceso total: salas de prensa, pista, pasillos interiores y vestuarios para hablar con los jugadores, antes y después del partido. Estaba estipulado cuánto tiempo, pero con libertad total. Luego ya era tu labor conseguir que el jugador quisiera hablar o no, pero eso es una guerra personal. Podíamos intentarlo sin limitaciones, a veces con suerte, a veces no tanta, pero era un buffet libre.
Desde COVID, ahora hay que pedir una acreditación especial para tener acceso a vestuarios y si no te la dan, tampoco puedes pisar la pista o hablar con jugadores. Poco a poco nos quitan el acceso. A la hora de pedir ese T1 (así se llama el pase a vestuarios) tienes que argumentar qué tipo de contenido vas a hacer, por qué necesitas hablar con los jugadores, qué pieza harás, qué preguntas harás y dejarlo todo por escrito. Y tienes que hablar de eso, o si no, algunos departamentos de prensa levantan la ceja y apuntan en el teléfono quejas.
Vivimos al amparo de personas que deciden qué puedes y no puedes hacer, pero que no te dan ni un motivo ni una explicación para cada decisión, y a las que si cuestionas, echan balones fuera. Es el trabajo perfecto.
Una de las cosas más graciosas es que hasta que no llegas al pabellón, al menos en Toronto, no sabes si tienes acceso a vestuarios. Por lo que ya puedes preparar lo que tú quieras previo al partido, que hasta dos horas y media antes del tip-off no vas a saber si puedes o no hablar con jugadores. Y eso, quieran o no, tener esa incertidumbre tiene un efecto en tu trabajo. Otra de las pequeñas consecuencias de todos los cambios que la NBA ha ido implementando poco a poco en el acceso a los periodistas.
Quiero dejar algo claro antes de seguir: lo que escribo lo hago como Alejandro Gaitán, periodista freelance, y no representando a ningún medio de comunicación. Las opiniones reflejadas aquí, como siempre, me representan únicamente a mí.
Una liga internacional, sí, pero…
Cada año, cuando empieza la temporada NBA, la liga te manda un correo súper orgullosa de la cantidad de jugadores internacionales que tiene en sus filas. Como siguen batiendo récords, llegando a todo el mundo, como los All NBA están repletos de pasaportes del planeta y el baloncesto sigue globalizándose. Que si Giannis, y Doncic, y Jokic, y Shai. Cada año presumen de su multiculturalidad hasta que llega la hora de que la prensa internacional tenga acceso. Ahí ya la historia es diferente. Ahí ya la globalización no es tan importante.
No estoy pidiendo más que nadie, ni mucho menos. No quiero el acceso de ESPN o NBC Boston, porque ellos pagan a los Celtics, activa o pasivamente, o el de The Athletic o el Boston Globe. Eso lo entiendo, hay niveles (aunque no debería haberlos). Solo pido lo que es justo, lo que es sentido común. Pido que si un jugador de un país hace el mejor partido de su carrera y hay prensa que habla su idioma en el pabellón, que les dejes hacer su trabajo. Porque a los Celtics les interesa que en España se hable de Hugo y en Portugal de Queta y en Canadá de Boucher, y si lo hacen en su lengua nativa, llega a más gente. Aquí la MLB nos lleva años de distancia1.
Yo nunca he comparado a los Clippers con el Atlético de Madrid ni he usado una entrevista con un jugador de la NBA para hablar de Vinicius. No he votado a Sabonis en el DPOY. Tampoco he llamado Pol Gasol a Pau en su cara mientras le hacía una pregunta, o creo que nunca he usado el concepto Rickycesto en un artículo en Gigantes, pero eso no me hace ni mejor ni peor. Y entiendo de verdad que la liga no tiene tiempo de leer lo que publicamos cada uno de los periodistas acreditados (dudo que vayan a leer esto) y por ende, nos abre la puerta a todos por igual. Pero no puede ser que cada día la puerta sea más pequeña. Que nos quede un resquicio y si ponemos el pie, nos pisen. Algunos solo queremos hacer nuestro trabajo.
Y lo que pasa cuando preguntas es que la culpa se la van echando unos a otros hasta que al final nadie se hace responsable de por qué ha pasado algo ni mucho menos tienes una explicación. Niveles de secretismo que ya le gustaría a alguna agencia central de inteligencia en países del primer mundo. Llevamos así cuatro años y cada vez es peor hasta el punto de que un día te resignas, al otro también, hasta que explotas.
Una liga de highlights
Uno de mis colegas en Toronto, también periodista, me dice siempre que debería estar agradecido por lo que la NBA nos da. Y en parte, tiene razón, por supuesto. Pero al mismo tiempo, lo veo al revés. La NBA, como cualquier otra liga, sin los medios de comunicación detrás no sería lo que es. Es cierto que ESPN y Prime y otras grandes plataformas pagan miles de millones por los derechos de televisión, pero si no hubiera medios de todo el mundo hablando de la liga, su valor caería por completo. Si en España no hubiera cientos de pódcast y canales de YouTube hablando de NBA, ni DAZN ni Amazon habrían comprado los derechos porque la liga sería menos relevante.
Y de hecho, no tengo pruebas, pero tampoco dudas de que la gente consume más contenido relacionado con la NBA que la propia NBA. Se ven más videos y escuchan más pódcast (que no artículos) que partidos en televisión o League Pass, seguro. Imaginemos por un momento que cualquier contenido NBA desaparece, que solo quedan los partidos en TV en directo. La liga pasaría a importar a nivel mediático lo mismo que la ACB, virtualmente nada. Los medios de comunicación, viejos y nuevos, han controlado siempre la agenda mediática y la NBA es otro ejemplo, aunque desde la liga da la sensación de que han decidido ir por otro camino: la bunkerización.
Porque con todo el respeto y cariño que les tengo a Darko Rajakovic y Joe Mazzulla, los principales protagonistas de un partido de NBA siguen siendo los jugadores. Es una liga de estrellas donde el activo de más valor son los 10 que están en pista, y es a ellos a los que queremos escuchar, ver, oír después de un buen o mal partido. Y cada día les oímos menos hablar cuando depende de las franquicias y los departamentos de prensa. ¿Sabéis cuándo sí les vemos? Cuando ellos quieren hablar. En sus pódcast, canales de YouTube o streaming, cuando nadie les controla y pueden decir absolutas burradas (hola, Jaylen).
Cuando Adam Silver dijo que la NBA era una liga de highlights, ya nos dio una pista de cuál era su realidad. No hablaba únicamente de las jugadas, sino también de dónde veríamos a los jugadores, a los que cada vez es más difícil leer en un medio de comunicación y más habitual ver en un clip de TikTok de un pódcast random de aquel jugador que no te acordabas de que seguía en la NBA. Preguntas que muchas veces no tienen nada que ver con el baloncesto, que son pactadas o que son semejante tontería que me dan vergüenza, aunque luego es lo que la gente más consume. Pero eso es un debate para otro día.
Por cierto, enhorabuena a Kike García por fichar por DAZN. Sigo pensando que tendrían que haberle llamado en septiembre, pero mejor corregir errores a tiempo que no hacerlo. Solo falta uno ahora.
Y no, no lo quiero comparar con el fútbol porque el espejo de una liga estadounidense debe ser una liga estadounidense, donde entienden que es un espectáculo.



