#163 Oklahoma City Thunder y la normalización de la excelencia histórica
¿Por qué no estamos hablando más del campeón que ha empezado la temporada incluso mejor que el año pasado? Porque no interesa, no vende.
A la gente le gustan las narrativas. A la gente, al público, le gusta el drama, las historias de superación y que los favoritos fracasen, que el underdog que se gana el amor del espectador consiga el éxito. A la gente le gusta que haya conflicto, lucha. Que choquen dos trenes a máxima velocidad. Por eso la NBA, con siete ganadores en siete años, gusta tanto a nivel global. Por eso el producto de Silver, al que tanto hemos criticado por lo que pasa fuera de las pistas, sigue triunfando. La NBA es abrupta, es improvisada. La NBA es repentina e inesperada, y si el favorito acaba ganando, como ha pasado los últimos tres años, no será sin una obra trágica por el camino.
Cada año, entre septiembre y noviembre, esta paridad se cuestiona, se pone en duda. El vigente campeón llega con el mismo equipo, si no mejorado, dispuesto a romper la norma no escrita de que se acabaron los back-to-backs. Lo intentaron los Warriors, Denver y Boston, pero ninguno pudo siquiera llegar a la final de conferencia. ¿Por qué hemos de pensar este año que será distinto con los Thunder? ¿Qué hace pensar que el equipo de Shai Gilgeous-Alexander puede hacer lo que ni Jokic, ni Curry, ni Giannis pudieron? Me encanta que me hagas esa pregunta, porque creo que es momento de hablar de los Thunder.
Oklahoma viene de ganar el anillo con una de las temporadas más dominadoras de la historia de la NBA. Tras ganar 68 partidos en la fase regular con el Simple Rating System1 de Basketball Reference más alto de la historia, nos regalaron unos playoffs para el recuerdo. Dos séptimos partidos ganados en casa (y con lesiones de las que se hablará para siempre) y el primer Larry O’Brien de la historia de Oklahoma. ¿Y qué hicieron en verano? Renovar virtualmente a cada jugador que formó parte de la plantilla excepto Dillon Jones, Adam Flagler y Alex Ducas. Misma plantilla, con más experiencia y más cerca de su prime físico.
¿Por qué no hablamos de ellos entonces? Os lo pregunté ayer en Twitter. Varios hablasteis de marketing, de que no venden o de mercado pequeño. De que cansa hablar del campeón, porque no tiene fallas o de que su mejor virtud es la defensa, que siempre vende menos. Esta me gustó mucho: “porque hemos normalizado todo, lo bueno y lo malo”. Y es importante no normalizar la excelencia, la de estos Thunder. Porque son excelentes en cada una de las acepciones del diccionario, son singulares y merecen ser tratados con el debido respeto que se han ganado en la pista. Hablemos de ellos.
Son el equipo que más opciones tiene de ganar el anillo, según las opciones de Las Vegas a principios de temporada, desde los Warriors de 2019 y empatados con los Nets de 2022. Como todos sabéis, ninguno de los dos ganó el anillo, con Golden State cayendo en la final ante Toronto y Brooklyn siendo barrido por Boston en primera ronda en una de las temporadas más tumultuosas que se recuerda en los últimos años en la NBA. Ambos con Kevin Durant, por cierto, quien fue en su día héroe de Oklahoma en sus primeros pasos en la liga, hace casi dos décadas.
Los Thunder han llegado a la temporada 2026 siendo el mismo equipo, pero mejor, cuyo gran problema es no estar en un mercado grande. El principal punto débil de la franquicia es que Oklahoma no es Los Angeles o Nueva York, y por buscar más defectos, el hecho de que Shai Gilgeous-Alexander no vende como Steph Curry o LeBron James porque nació en Toronto y se crio en Hamilton, ambas en Canadá. Porque deportivamente no hay más argumentos para no estar hablando todo el rato de lo buenos que son los Thunder; su superioridad es descarada, y lo van a demostrar.
Me recuerdan, en parte, a los Warriors de 2016. Lo expliqué el otro día en NBA House, cuando le intenté vender el producto a Víctor. Campeón, tienen al MVP en sus filas, mantienen todo el proyecto y hay más gente hablando de los otros equipos porque tienen al mejor jugador del mundo. Pasó con LeBron en 2015/16 y está pasando con Jokic en 2026. Con todo el cariño a los Nuggets, ahora mismo no pueden competir con Oklahoma de igual manera que nadie pudo pelearle a Golden State en temporada regular. Ellos acabaron con 73 victorias y los Thunder apuntan a superar la marca tras arrancar el año 14-1.
Paréntesis para recordar que los Pistons de Cade Cunningham están ahora mismo con el cuarto mejor récord de la historia y proyectan 70 victorias. Y hablé de ellos el otro día.
¿Son tan buenos como para que digamos que pueden batir todos los récords escritos y por haber? ¿Son tan buenos como para colarlos en la conversación de algo que solo han logrado equipos históricos como es ganar más de 70 partidos? Sí, lo son. Y por desgracia para el resto de la liga, lo son sin su segundo mejor jugador, con Caruso perdiéndose un tercio de la temporada, Chet cuatro partidos y Dort otros seis. Lo son porque da igual quién juegue, los Thunder te van a pisar el cuello contra el suelo y te harán suplicar por clemencia. Y mientras, Cason Wallace ya te ha robado el balón y han sumado dos puntos.
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